El códice Azoyú I, hacia el año 1468 D. C. describe la existencia de un asentamiento humano denominado Yoallan, que significa lugar de la noche, cuyas ruinas arqueológicas se localizan al suroeste del actual pueblo de Igualita, sobre la loma de Alpoyeca, denominada así por lo lugareños, porque las tierras pertenecen al poblado de Alpoyecancingo.
Este asentamiento desapareció con la conquista del pueblo Mexica, y como era de esperarse, los españoles se apoderaron de las tierras próximas a la rivera de los ríos; en tanto que los nativos por temor a ser sometidos, huyeron de las zonas privilegiadas a lo alto de las montañas, donde se les localiza actualmente.
De esta civilización se obtiene únicamente la etimología del lugar: Yoguala, Yogualita y recientemente Igualita. La población está identificada como pueblo mestizo conformado por familias con antecedentes nómadas de ascendencia indígena y/o dedicadas al pastoreo del ganado provenientes del estado de Oaxaca y otros lugares de nuestra entidad.
Los últimos indicios del mestizaje se aproximan a la época Porfirista, donde tuvieron su apogeo las haciendas. Así quedó interpretado, con la presencia de la señora Catalina, quien adquiere del gobierno la concesión del latifundio Yogualita, que comprende tierras aptas para el cultivo de riego y un extenso terreno cerril de temporal, cuyos límites se extendían al Norte con los terrenos de Zalatzala, hoy Tlayahualco, al Sur con Xochapa y Petlacalancingo, al Este con San José Lagunas y Ahuejutla y al Oeste con Tototepec y Cahuatache. Hay quienes aseguran que los límites de Igualita llegaban hasta el cerro del machete en las cercanías de Zacatipa.
Doña Catalina requiere de gente para el trabajo de sus tierras, donde cultiva la caña de azúcar e instala un trapiche para la producción de panela y melado.
Con este motivo concentra peones de las poblaciones cercanas; algunos vienen a trabajar eventualmente durante el período de la zafra y regresan a sus pueblos de origen al terminarse el trabajo; otros llegan acompañados de sus familias y piden permiso a la patrona para construir sus chozas y cultivar la tierra en terrenos próximos a las Hacienda. La señora Catalina para asegurarse la prestación del trabajo accede a la petición de sus peones.
Se cree que el primer asentamiento humano en la periferia de la hacienda, fue realizado por las familias de ascendencia indigena de José María León oriundo de Tototepec, y Cristóbal “Tío Toba” con sus hijos Salomón y Emilio Basurto originarios de Coicoyán, Oax.
Por otra parte, los terrenos cerriles del lado oriente, ricos en pastizales, hierba y arbustos que constituyen el alimento del ganado bovino y caprino, fueron vistos por los pastores nómadas provenientes del estado de Oaxaca, quienes solicitan a la dueña les permitiera pastar sus animales en los cerros cercanos y guarecerse en el pequeño valle cubierto de huizaches (donde hoy es el pueblo de Igualita).
Instalados en los huizachales, encuentran la conveniencia de hacer incursiones a los cerros cercanos para pastorear su ganado; esta comodidad fue el argumento para terminar con su vida nómada y solicitar a la señora Catalina la venta de los predios y la renta prolongada de los pastizales, actitud que es vista con buenos ojos por la hacendada, en consideración a que la hacienda era asaltada constantemente por grupo de foragidos y los pastores constituían un apoyo para su seguridad.
Las familias asentadas en el valle de Yogualita fueron Ignacio, Raymundo y Lola Garzón, Juan León, Jesús Navarrete, Julián y Florentino Díaz de diferente ascendencia, Antonio Espíritu, Abraham y Eliseo Morán, éstos últimos participaron en la revolución de 1910. Se tienen referencias de Filomeno Castro y de los antecesores de Abraham y Ángel Gálvez.
La señora Catalina era una persona religiosa; en honor a su nombre veneraba a Santa Catalina de Alejandría (actual patrona de Igualita). El 25 de diciembre invitaba a sus peones y al nuevo asentamiento humano a celebrar la fiesta religiosa y su cumpleaños. Todo el pueblo se aprestaba a ofrecer sus cantos y oraciones en ese día (El vocablo Catarina, es un término adoptado por la población, pero no es exclusivo de los lugareños, en otras regiones de México utilizan esta expresión).
SANTA CATALINA DE ALEJANDRIA

El emperador Maximiano acudió a Alejandría para presidir una fiesta pagana. Catalina aprovechó para intentar la conversión del emperador al cristianismo, lo que despertó su enojo. Para ponerla a prueba le impuso un debate filosófico con cincuenta sabios a los que debía de convertir y Catalina lo logró, esto provocó la ira del emperador e hizo ejecutar a los sabios.
El emperador le propuso que se casara con uno de ellos y como ella se negó, ordenó que la torturaran utilizando ruedas provistas de pinchos, pero las ruedas se rompieron al tocar el cuerpo de Catalina. Obstinado, Maximiano ordenó su ejecución y fue decapitada.
Su tumba se encuentra al pie del Monte Sinaí, en el monasterio que lleva su nombre. Cuenta la leyenda que los monjes del monasterio descubrieron en una gruta el cuerpo intacto de una joven a la que reconocieron como Catalina de Alejandría.
Los artistas la representan con una aureola tricolor: El blanco que simboliza su virginidad; el verde su sabiduría y el rojo su martirio. La rueda de su suplicio aparece detrás de ella.
Es reconocida como la patrona de los predicadores, oradores, teólogos, filósofos, escolares y estudiantes, hilanderas, molineros, notarios, nodrizas, fontaneros, alfareros, afiladores, sastres, barberos, torneros y de las solteras. El 25 de noviembre se realizan las Catalinadas en diferentes partes del mundo.
El nuevo asentamiento humano radicado en el valle de los huizachales, solicitó la donación de la imagen de Santa Catarina para erigirla su patrona.
A los nuevos dueños no les fue propicio el trabajo de la hacienda y ofrecieron en venta los cañaverales a mil pesos la franja de tierra. Los compradores fueron Francisco Sevilla Godínez proveniente de la región de Chilapa, Carmen Montalvo que procedía de Tototepec, Juan Velázquez de extracción pastoril y Antonio Morán Ávila ya radicado en Igualita. Hubo una franja de tierra que no pudo ser comprada porque no había quien reuniera la cantidad requerida y fue ofertada a los pobladores de Cahuatache; desde luego que no se logró la transación, porque los señores Gelasio Espinoza Ramírez, Bernardo Torres Espinoza, Simitrio Morán Estrada e Ismael Herrera González se unieron en sociedad para rescatarla. Las tierras de cultivo y el terreno cerril de estiaje del lado poniente, fueron adquiridos por Bernardo Torres Espinoza, meses antes de la venta de la última franja de la hacienda.
Poco a poco las personas que tuvieron recursos fueron adquiriendo fracciones de tierra de regadío, se cita a las señoras Mónica Nieto y Merenciana Morán, Federico Díaz, Juan de la Cruz (Valencia), Miguel Ramírez que posteriormente vendió a Ismael Maldonado, Colástico Maldonado que traspasó su franja de tierra a don Adulfo Velázquez, Crisóstomo Díaz, Isidro Sánchez Torres y Miguel Abundis. Ya anteriormente Eliseo Morán había comprado una amplia extensión de tierra en el extremo norte.
Los señores Domitila Enríquez y Ezequiel Bravo vendieron los terrenos del poniente, conocidos como el Cerro del Gavilán a Florentino Díaz, la meseta del Cerrito de la Cruz a Felipe Mosso, la parte del actual Campo Santo y la cañada de Toto a Magdaleno Díaz, Juan Carlos e Ismael Herrera entre otros.
A los nuevos dueños no les fue propicio el trabajo de la hacienda y ofrecieron en venta los cañaverales a mil pesos la franja de tierra. Los compradores fueron Francisco Sevilla Godínez proveniente de la región de Chilapa, Carmen Montalvo que procedía de Tototepec, Juan Velázquez de extracción pastoril y Antonio Morán Ávila ya radicado en Igualita. Hubo una franja de tierra que no pudo ser comprada porque no había quien reuniera la cantidad requerida y fue ofertada a los pobladores de Cahuatache; desde luego que no se logró la transación, porque los señores Gelasio Espinoza Ramírez, Bernardo Torres Espinoza, Simitrio Morán Estrada e Ismael Herrera González se unieron en sociedad para rescatarla. Las tierras de cultivo y el terreno cerril de estiaje del lado poniente, fueron adquiridos por Bernardo Torres Espinoza, meses antes de la venta de la última franja de la hacienda.
Poco a poco las personas que tuvieron recursos fueron adquiriendo fracciones de tierra de regadío, se cita a las señoras Mónica Nieto y Merenciana Morán, Federico Díaz, Juan de la Cruz (Valencia), Miguel Ramírez que posteriormente vendió a Ismael Maldonado, Colástico Maldonado que traspasó su franja de tierra a don Adulfo Velázquez, Crisóstomo Díaz, Isidro Sánchez Torres y Miguel Abundis. Ya anteriormente Eliseo Morán había comprado una amplia extensión de tierra en el extremo norte.
Los señores Domitila Enríquez y Ezequiel Bravo vendieron los terrenos del poniente, conocidos como el Cerro del Gavilán a Florentino Díaz, la meseta del Cerrito de la Cruz a Felipe Mosso, la parte del actual Campo Santo y la cañada de Toto a Magdaleno Díaz, Juan Carlos e Ismael Herrera entre otros.
Los parajes del lado oriente fueron comprados por los asentamientos indígenas de El Platanar, Cuba Libre, La Yerba Santa, y Alpoyecancingo. Las terrenos cerriles y de cultivo próximas a la rivera del río fueron adquiridas por el presbítero Leonardo Flores, Antonio Morán Ávila y Antonio Espíritu.
La población fue creciendo con la llegada de más familias. Los Ramírez, José y su hijo Melesio llegaron de Xilacayoapan Oax., los Maldonado, Emilio e Ismael de Tlalixtaquilla, los Herrera, Ismael y Julián de Tlapa, los Sánchez de Alcozauca, los Estrada de Ahuejutla, José Andrade de Alpoyecancingo, Se identifica a Juan y Macario Velázquez, Vicente y Juan Martínez de ascendencia pastoril.
Posteriormente llegaron Federico Díaz de Tototepec, Modesto y Gabino Avilés de Tlacotla. Juan Nieto y sus hijos, al igual que Felipe Mosso procedían de Xilacayotitlán. Los Nieto se asentaron en lo que hoy son Las Mesas y los Mosso construyeron sus viviendas en la meseta del Cerrito de la Cruz, ambas familias estuvieron radicadas inicialmente en Tlayahualco y se dedicaban al pastoreo del ganado. De ambos núcleos se distingue la Sra. Severiana Guzmán Navarrete, esposa de Felipe Mosso. Doña “Cheve” como todos la conocían, que vivió 120 años y es la persona más longeva que ha tenido Igualita.
Hubo gente que instaló algún negocio, se cita a Don Manuel Pacheco, cuya tienda se ubicaba en el centro del poblado, donde trabajaron como mozos Alberto Navarrete y Cornelio León, y que al morir, sus bienes fueron adquiridos por Doña Mónica Nieto.
Una pequeña ventecita fue instalada por Doña Pomposa Ramírez Hurtado, esposa de Don Raymundo Garzón, llamada cariñosamente “Tía Pocha”, una persona muy bondadosa y estimada por el pueblo. Funcionó la tienda de Francisco Basurto la cual traspasó a su hijo Abraham y que al no serle propicia la plaza, se retiró de la población. Fueron muy prosperos los negocios de Antonio Morán Ávila, la tienda de Don Eliodoro Nájera y Doña Juana Parra, que pasó posteriormente a su hija Barbarita.
El primer asentamiento de “Yogualita” fue de ascendencia indígena migrante (como ya se mencionó en líneas anteriormente). Al venderse la hacienda, retiraron los permisos de arrendamiento de los solares y las tierras de cultivo a los moradores, por lo que tuvieron que solicitar asilo a los lugareños de los huizachales, donde aprendieron a convivir con los migrantes de origen pastoril por la inminente interrelación comercial y laboral. El primer camposanto se localiza en una pequeña elevación, ubicada entre la barranca del Zopilote y el asentamiento de la hacienda, precisamente en el interior de los terrenos de Bernardo Torres Espinoza (hoy de Isaura); ahí yacen los restos humanos de los primeros fundadores de Igualita.
El primer asentamiento de “Yogualita” fue de ascendencia indígena migrante (como ya se mencionó en líneas anteriormente). Al venderse la hacienda, retiraron los permisos de arrendamiento de los solares y las tierras de cultivo a los moradores, por lo que tuvieron que solicitar asilo a los lugareños de los huizachales, donde aprendieron a convivir con los migrantes de origen pastoril por la inminente interrelación comercial y laboral. El primer camposanto se localiza en una pequeña elevación, ubicada entre la barranca del Zopilote y el asentamiento de la hacienda, precisamente en el interior de los terrenos de Bernardo Torres Espinoza (hoy de Isaura); ahí yacen los restos humanos de los primeros fundadores de Igualita.
Después de conformarse el asentamiento humano, adquirió la categoría de pueblo con el nombre de Ygualita, de aquí que hasta hace poco tiempo, la letra inicial de Igualita se escribiera con Y (Griega), ostentándose en el fierro quemador comunal para marcar a los animales. Hubo quienes intentaron nombrarle Iguala, pero no tuvo eco. Fue el maestro Gildardo Garnelo Mosso, quien dijo que debía escribirse la letra inicial con I (latina), pero esta escritura no corresponde a su raíz etimológica
Llegaron más familias, pero relativamente su arribo es reciente y se incorporaron a la forma de vida de la comunidad, a sus costumbres y tradiciones ya definidas por la población.
Las familias que proceden de las comunidades de Tototepec, Cahuatache, Zalatzala, Tlacotla, Cuba Libre y recientemente de San José Lagunas, Petlacalancingo y Lomazóyatl, que arribaron a Igualita en las décadas de los 50’s y 60’s, sin restricción alguna siguen hablando su lengua nativa, de aquí que se tenga la presencia de gente bilingüe, a quienes se les respeta y se les valora por su condición humana.
Algunos etnógrafos, catalogan a Igualita como etnia Náhuatl, otros como etnia Mixteca. La anterior descripción habla de una civilización náhuatl que desapareció con la llegada de los españoles, el asentamiento humano aparece después de la conquista, en plena época Porfirista; por ello se concluye que la población es eminentemente “Mestiza” y su lengua predominante es el “Español”.
Llegaron más familias, pero relativamente su arribo es reciente y se incorporaron a la forma de vida de la comunidad, a sus costumbres y tradiciones ya definidas por la población.
Las familias que proceden de las comunidades de Tototepec, Cahuatache, Zalatzala, Tlacotla, Cuba Libre y recientemente de San José Lagunas, Petlacalancingo y Lomazóyatl, que arribaron a Igualita en las décadas de los 50’s y 60’s, sin restricción alguna siguen hablando su lengua nativa, de aquí que se tenga la presencia de gente bilingüe, a quienes se les respeta y se les valora por su condición humana.

Algunos etnógrafos, catalogan a Igualita como etnia Náhuatl, otros como etnia Mixteca. La anterior descripción habla de una civilización náhuatl que desapareció con la llegada de los españoles, el asentamiento humano aparece después de la conquista, en plena época Porfirista; por ello se concluye que la población es eminentemente “Mestiza” y su lengua predominante es el “Español”.
La publicación tiene con objetivo recoger más información para enriquecer el contenido, espero sus aportaciones y comentarios. Eduardo León García
ResponderEliminarAclaración, los Mosso provienen de Santa Rosa, Pue. Los Nieto de Llano Grande, región de la Costa Chica.
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